
Jonatan Arenas
“La más fuerte impresión de juventud, tenía como 7 años, de la que conservo todavía vívido un recuerdo, fue la emoción que provocó, en mi alma de niño, la vista de un petroglifo. Me senti inmediatamente transportado, extasiado, lleno de admiración, incapaz de sustraerme a la atracción de lo maravilloso, a la magia de lo espléndido, de lo inmenso, de lo vertiginoso que se desprendía de estas obras que generan más preguntas que respuestas.